2CB: Entre Venus y Apolo1.

Escrito por Jose Carlos Aguirre

A estas alturas a nadie se le escapa que la prohibición es causa directa de la mayoría de los problemas derivados de la ingesta de sustancias psicoactivas. En este sentido resulta llamativo que las autoridades parezcan tan insensibles a todo el lodazal que genera la prohibición, y así las cosas, no den visos de hacer consciente la permanente instalación en el fracaso que supone apostar por tales políticas. Tal enigma se aclara con contundencia sin constatamos el abyecto entramado de intereses económicos y financieros que se mueven en la trastienda de las políticas prohibicionistas y sus cloacas.

Creo que algo que tampoco se nos debe escapar es como el propio mercado negro, de acuerdo a sus intereses, genera un perfil de consumidor específico, cincelado desde la compulsividad culposa, el consumismo y la desinformación. Tal compulsividad y tal desinformación es lo que diseña muchos de los vigentes hábitos de consumo al tiempo que destapa los lados más problemáticos del consumo de sustancias psicoactivas.

Desde el panorama descrito un uso informado de sustancias psicoactivas se perfila casi como un acto de necesaria madurez en quien decide adentrase por la senda de la modificación de conciencia.

Lejos de toda moralina se trata de un ejercicio consciente de la propia libertad. Como dice Antonio Escohotado «Las sustancias demandan una moderación estricta y un conocimiento muy adecuado y ajustado del momento y de la naturaleza del producto… El exceso está muy bien, pero el exceso de espíritu, en la libertad propia y en el conocimiento. No en la ingesta de sustancias». Tal es el tremendo valor de la información en tanto garantía del ejercicio de la propia libertad.

YENDO AL MEOLLO

He titulado el presente artículo «Entre Venus y Apolo» ya que, de alguna manera, lo representado por tales divinidades griegas evoca o indica los interesantes y variados efectos del 2CB, también conocido como Nexus. Venus, Diosa de la belleza, el Amor y los placeres, lo indica en la medida en que llama a la empatía, al encuentro, al contacto, al placer y a la calidez. Apolo, Dios del conocimiento nítido, llamado «el que acierta de lejos», desde su claridad, serenidad, templanza y sobriedad…

El 2CB es una fenetilamina y sus márgenes de acción son estrechos. Es activo desde los 5 microgramos, las dosis medias son alrededor de los veinte y las altas hasta los treinta o 35 microgramos. Al ser los márgenes tan estrechos una variación de un par de gramos podrá provocar variaciones considerables en su potencia. Su gama de efectos es la propia de las sustancias visionarias aunque declinará estos de una manera contenida, bien deliniada y sin grandes efectos disociativos.

Tal será su interés pero también su límite. Los efectos se centrarán en la fenomenología visionaria(el 2CB es un potente alucinógeno) y la psique se mostrará menos violentada en sus modos y hábitos corrientes que con los otros visionarios. Paralelamente despliega su efecto una moderada empatía hacia los demás siendo raros los procesos psicóticos agudos. Empatía que podrá traer de la mano si la ocasión se presenta propicia las más variadas formas de la cercanía humana y de la afectividad, y por supuesto, como culmen de tal cercanía el encuentro sexual. En este sentido la disposición para el placer y la desinhibición parecen ser una de las enigmáticas cifras de esta sustancia. Una percepción del propio cuerpo, como enhebrado en las fibras del placer, la recurrencia de imágenes de contenido

Desde la fecha de la redacción de este artículo muchas sustancias similares al 2CB, como el 2CI y demás familia, han ido apareciendo. Los umbrales de dosis de cada uno de estas sustancias así como la duración de sus efectos psicoactivos son completamente diferentes. Con todo, al pertenecer todas ellas a la misma familia química existe una trama de efecto afín a la desplegada por el 2CB. Desde esa afinidad cada sustancia tendrá su propia particularidad más o menos visionaria o más o menos afectiva-emocional. erótico entre las visiones que proporciona y la disposición al contacto sexual parecen lugares comunes de esta sustancia.

En este sentido muchos han relacionado sus efectos con los del MDMA, y a dosis que no sobrepasen los 15 microgramos no les falta una buena dosis de razón. En todo caso tal empatía no presenta los globos emocionales ni la saturación sentimental típicas del MDMA en las que como dice cierto conocido mío cualquier persona cogida al azar, aún no teniendo nada que ver con él, se puede convertir en el mejor ser sobre la tierra durante unas pocas horas. En el caso del 2CB Apolo hará su presencia en los avatares de Venus y pondrá una pizca de clarividencia y de lucidez en la aparición de la empatía. Más el frío Apolo, humedecido ante las formas por Venus, y por eso cálido en su disposición, sabrá atender y acoger las más variadas formas del placer corporal y estético. En este sentido las microdosis y dosis bajas, entre 5 y 10 microgramos, si se las sabe escuchar y atender, resultan muy interesantes a la hora del contacto interpersonal, las audiciones musicales, la visita a un museo o el contacto con la naturaleza.

Todo esto es lo que ha traído de la mano la llamativa reputación del 2CB en tanto visionario seguro y manejable, y algo de eso hay. Si bien es cierto que esta sustancia no llega al tremendo nivel, del que a veces hay que saber guardarse, de sustancias como el LSD no por eso deja de tener interés y sus características le perfilan más dado a usos recreativos en dosis bajas e idóneo para una primera toma de contacto con las sustancias visionarias en dosis medias o altas. Tales características han hecho que diversos psicoterapeutas, desbordados ante los efectos de los demás visionarios, se interesaran por el empleo de esta sustancia en sus programas. Tanto es así que hasta su ilegalización había venido siendo usada en dichos marcos psicoterapeúticos y a buen seguro con un prometedor futuro. Entre sus aplicaciones es de destacar sus posibles usos en las terapias de trastornos de la sexualidad.

En todo caso el empleo de esta sustancia exigirá los cuidados y las precauciones típicas de todo visionario. Un marco adecuado, una compañía prevista y un saber atender a los efectos serán la condición necesaria de una buena experiencia. Y es que hay que ser consciente de que la manejabilidad del 2CB no evita ni los malos momentos ni los estados de confusión ante un entorno poco idóneo, como tampoco elude las resistencias psicofísicas de nuestra psique a que la muevan de sus parámetros corrientes. En este sentido incluso conozco algún caso de mal viaje.

Incrementando la dosis hasta los 20 microgramos se nos irán mostrando los efectos más propiamente psicodélicos desde las características de manejabilidad ya apuntadas. El viaje estará presto a las diversas variedades del placer estético y corporal, y a una tremenda receptividad hacia la música, aunque desde cierta distancia y un nivel de implicación psico-emocional menor que el de otras sustancias visionarias. Apolo desplegará así su templadora y tranquilizante presencia, que si bien elude todo abismamiento y confiere seguridad limita por eso mismo las potencialidades de la sustancia. Paradojicamente franquear el umbral de ciertas dosis(aproximadamente los 30 o 32 microgramos) invierte radicalmente tal seguridad hasta el punto que los ataques de pánico se tornan frecuentes. Mi impresión personal a este respecto es que esta curiosa inversión se debe a los potentes efectos alucinógenos de esta sustancia ya que bordeando dicho umbral las visiones empiezan a cobrar un grado de realismo inusitado, casi indistinguible de la realidad ordinaria.

Por lo que se refiere a sus empleos en ámbitos sociales o festivos, de la misma manera que ocurre con el MDMA, a menor dosis los efectos son más satisfactorios. Una dosis de 5 o 10 microgramos será la más idónea en este sentido ya que brinda tanto una sociabilidad agradecida como permite los extáticos modos de apertura a la música o al baile buscados en las rave. En estos escenarios de fiesta y sociabilidad, por regla general, las dosis mayores de 20 microgramos estarán condenadas, bien a no ser degustadas ni atendidas excesivamente, o a desestabilizarnos en su demanda de una atención y de unas condiciones necesarias de toma. En suma tiraremos a la basura tanto el dinero como las dádivas del 2CB.

A pesar de las bondades y facilidades que dispensa el 2CB las malas experiencias sucederán en la medida en que las condiciones de toma sean poco idóneas o haya casos de sobredosis superiores a los 30 microgramos. El consuelo será echarle paciencia, no engancharse a las situaciones y saber que la experiencia no dura demasiado y que a las dos horas estaremos ya saliendo. Dadas las desinformadas pautas de consumo que genera el mercado negro tales situaciones son de preveer por lo que creo que siempre será conveniente tratar de informarse sobre los microgramos o al menos sobre la potencia de la cápsula o de la pastilla en cuestión, y sobre todo no perderle nunca el respeto debido a la experiencia… Al fin y al cabo toda experiencia de estas características que es sino un momento privilegiado de encuentro con el espíritu y con nuestra capacidad de ser libres. Ser consciente de ese respeto debido, es decir del respeto que nos debemos a nosotros mismos, y así estar a la altura de la experiencia, será siempre el inevitable punto de partida de todo encuentro con las sustancias visionarias.

2 thoughts on “2CB: Entre Venus y Apolo1.

  1. se confundieron, pusieron microgramos en vez de miligramos.
    el 2cb es activo a partir de 5 mg no 5 ug

  2. Si al igual que lo de una diferencia de un par de gramos, serán miligramos…

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